Problema de método o ganancia insuficiente pasa a ser altamente significativo a la hora del proceso terapéutico para identificar cuando la ganancia ulterior resulta insuficiente o no es la que la persona esperaba. En las enfermedades cuyo deterioro es progresivo e incluso en las que se vuelven crónicas, pudieras leer un subtítulo de tu cuerpo diciendo algo como: ¡necesito que corrijas esto ya! ¿Cómo te lo digo? ¿De qué otra manera me hago entender?
Toda enfermedad tiene inmersa una ganancia ulterior, el reconocimiento de esta ganancia viene dado sólo en una escala personal y con un referente único. Es por ello, que a través del viejo y conocido “ensayo y error” es que, a veces, las personas optan por las manifestaciones psicopatológicas como vehículo para relacionarse o desvincularse de los otros.
El problema viene cuando inconscientemente optas por la enfermedad (cualquiera que esta sea) o por un conjunto de síntomas para hablar o identificar una situación emocional no resuelta. Estos serán cada vez más fuertes o pueden tener implicaciones a nivel de vivencia que desconocía; entonces, la relación con los otros pasa a estar determinada por la dinámica de la enfermedad.
La efectividad de la ganancia ulterior vendrá dada por un proceso de ensayo y error, en el cual, enfermarse puede ser la única opción que encuentres para mantener la relación o la ganancia vigente.
Sin embargo, a veces las implicaciones de sobrellevar la enfermedad te pueden resultar tan agobiantes que el proceso de la ganancia ulterior no compensa, en términos emocionales, el desgaste o el padecimiento al cual te sometes.
Esta realidad, se vuelve mucho más aterradora cuando la enfermedad en cuestión es de base degenerativa, pues a mi parecer, eventualmente no habrá nunca una ganancia que compense el desgaste. Salvo sea eso, como castigo o como destino fijado, en términos inconscientes, lo que la persona signó para sí mismo.
Ocurre frecuentemente en enfermedades como el cáncer o la diabetes, que los pacientes no tienen consciencia real de todas las implicaciones de la enfermedad y su tratamiento y una vez inmersos en el proceso de padecer dicha enfermedad, pierden las ganas de vivir pues el desgaste físico y emocional de estar enfermos es enorme. Es el principio de fatiga pero ya no visto en la relación con el otro, sino contigo mismo.
Para poder interpretar las implicaciones y el alcance de una enfermedad es mejor la información útil y vinculante que la información precisa, por más correcta que esta sea.
Una disfonía evidencia una decisión de no decir algo, al menos en ese momento; en cambio sí quiero entender un poco mejor la diferencia entre la hipermetropía y la presbicia tengo que conocer un poco de su fisiopatología (de cómo es su proceso patológico) y entonces nos queda claro el proceso.
En ambos casos, el síntoma más evidente es la incapacidad de ver con claridad objetos cercanos. Sin embargo, la hipermetropía es ocasionada por un defecto en la curvatura del cristalino y la presbicia por un endurecimiento del mismo. Esto significa que la persona que tiene hipermetropía prefiere las relaciones con cierta “distancia” pues las percibe mejor ya que las relaciones con mucha proximidad le resultan más bien sofocantes o incómodas, es decir, refiere a una forma de relacionarse.
Pero, la persona que tiene presbicia ha endurecido sus puntos de vista. Es decir, su referencia y lo que ve bien es lo que está a la distancia. La presbicia aparece en las personas habitualmente a partir de los 45 años y se desarrolla en la adultez y durante la vejez pues las referencias que le daban solvencia social ya no son vigentes; es ahí cuando aparecen frases como: en mis tiempos no se veían esas cosas o las cosas se hacían de tal o cual manera.
Fisiopatológicamente ambas son muy diferentes. Lo que quiere decir que la hipermetropía, refiere una vivencia de alivio y a una necesidad progresiva de distanciarse de las relaciones de su entorno significativo, pues la inmediatez le resulta nociva, angustiosa, estresante… eso dependerá de la referencia personal.
Sin embargo, la presbicia habla de cómo se han ido fortaleciendo y/o endureciendo los puntos de vista de la persona; también podemos decir que la persona ahora tiene criterios firmes que le son funcionales y no los quiere cambiar aunque pase el tiempo.
Esta realidad se torna patológica cuando nos enfrentamos a un entorno dinámico que nos exige una constante adecuación (entre otras cosas de los puntos de vista y perspectivas) y es por ello que las referencias personales que se van a hacer son de “allá y entonces” lo cual lleva al individuo de nuevo a su zona de dominio y confort. Escucharás la trillada expresión: en mis tiempos las cosas se hacían de manera diferente.
Si esto es cierto, me pregunto ¿Cuál es tu tiempo? Si sigues vivo, estás activo y tienes una serie de actividades sociales funcionales. Entonces, ¿A qué refiere esa frase? Supongo yo que refiere a una etapa temprana de mayor solvencia, sólo eso.