La Salud También Es Contagiosa

«La falta de fuerza de voluntad ha causado más daño que la falta de inteligencia o habilidad.» – Flower A. Newhouse

En biología se entiende por virus a un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos. En informática se define como el programa que ataca el normal funcionamiento de la computadora sin el permiso o el conocimiento del usuario. Para ello reemplazan archivos ejecutables por otros infectados con el código de este.

Puede que te estés preguntando cómo es contagiosa la salud y por qué la menciono a continuación de las creencias. Para explicar esta relación te voy a pedir que retomes el concepto de physis para entender el funcionamiento de la naturaleza aunado a la dinámica de las creencias pero usando el funcionamiento y las implicaciones de la dinámica viral.

Me explico, por definición un virus para poder propagarse necesita de una estructura ya existente, en este caso, me refiero a un marco de creencias. Si bien nosotros tenemos tanto creencias limitantes como potenciadoras en una pugna interna y a su vez en equilibrio, inocular o meter una creencia potenciadora que tenga un sustrato dónde desarrollarse a veces es todo lo que necesitamos para que ésta se propague y crezca.

Una idea es como una semilla que puede permanecer en estado de hibernación por décadas, hasta que encuentra un “suelo fértil” en el cual desarrollarse. Esto lo puedes ver claro, en lo que refiere a las ideas y creencias que te inculcaron de niño sobre la paternidad… recién cuando seas padre, se activarán estas creencias y crecerán viralmente.

Esta capacidad de crecimiento y desarrollo cuando “llega su momento” o “encuentran un suelo fértil” implica que destruirán o volverán inoperantes otras actitudes que antes funcionaban, al igual que lo hacen los virus biológico e informáticos.

Sin embargo, teniendo clara esta dinámica y reconociendo nuestro marco de referencia, podemos “inocularnos” una creencia saludable y/o potenciadora que solo necesitará de nuestro sistema para desarrollarse y propagarse viralmente. Una vez sembrada sólo necesita de riego para crecer y desarrollarse.

Nuestra semilla se nutre y se apoya en nuestra subjetividad, en nuestras creencias, valores y marcos de referencia. Así que, para sanar y cambiar creencias imagínate que puedes ponerte unos lentes para ver y reconocer una creencia concreta; esto plantea dos posibilidades, la primera es, una vez que identificaste esa creencia permitir que se siga manifestando y se desarrolle. La segunda, en caso de que esa creencia no te guste, es escoger cambiarla. Existe la creencia de que los cambios de conciencia y de actitud requieren largos períodos de tiempo, un gran número de intensas experiencias dolorosas reviviendo el pasado o años de terapia profunda, pues esto es sólo una creencia. Puedes cambiar una creencia viralmente tu solo, o terapéuticamente ya sea desde la toma real de conciencia o comprometiéndote contigo, o reconociendo un error, o simplemente identificando un nuevo modelo y ejemplo a seguir. Si ves a alguien feliz y exitoso y su forma de serlo y de lograrlo te “hace eco”, eso puede ser suficiente para que lo emules y tu vida simplemente cambie.

Ahora acompaña este cambio de creencia con un acto de poder, que será actuar de esta nueva forma en otra circunstancia, esto reflejará lo que ahora escoges creer. Así empoderarás tu nueva creencia dándole más terreno fértil para que se consolide viralmente.

El proceso de cambio profundo es básicamente sencillo de comprender más no necesariamente fácil de realizar. Todo cambio implica un desafío, una posible dificultad.

Cotidianamente cambiamos de opinión sobre diversos temas, pues cambian nuestros referentes, quizás de la noche a la mañana. Nuestras experiencias diarias modifican nuestra percepción incluso sobre nosotros mismos y sobre nuestras vidas. Hay personas que pueden tardar varios años en cambiar estas mismas creencias u opiniones o no cambiarlas nunca. Lo cierto es que cada cual crea su propia realidad, física y espiritual, según la cual tiene o pierde poder en su vida.

Un claro ejemplo de las creencias potenciadoras desarrolladas viralmente lo puedes ver en la vida de Mark Zuckerberg y cómo redimensionó su idea original de Facebook hasta convertirse en lo que es hoy. Curiosamente una persona que tenía limitaciones en sus formas de hacer amigos, termina desarrollando la red social más grande del mundo.

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